9/1/17

Otro año

   Ya hemos entrado. Acabaron las fiestas que algunos llaman simulacro de paz y amor –no comparto esa tesis, cada uno se alegra con lo que quiere, con quién quiere y por los motivos que le placen- y casi todos nos planteamos unos nuevos retos, incluso una nueva vida, con la fecha más emblemática del año, la primera.

   Bien. Ya pasó el primer día. Con más o menos resaca, cuñadísimos, discusiones, abrazos y desabrazos... y yo no me he planteado nada.

   Ni dejar de fumar ni, por supuesto, de beber; ni apuntarme a un gimnasio (soy cojo), ni plantar árboles, pintar o apuntarme a un coro. Superado y asumido, por varias razones, que no volveré a viajar por placer, ni a esquiar ni a ganar una liga de basket, ahí les mando una serie de propuestas que pueden ser gratificantes, económicas y al alcance de todos. Va por delante que es posible que yo, el proponente, no cumpla ninguno de estos proyectos, bien porque ya los he hecho, o bien por pura desidia, pero me resultan poco interesantes en este momento vital.

  Visite museos: En su ciudad existen también, y de seguro serán interesantes. Casi todas las ciudades de este país tienen un museo generalista por descubrir; y algunas tienen otros añadidos que suelen ser bastante curiosos. En Madrid, por ejemplo, está el Museo del ratoncito Pérez, en plena calle Arenal. En Elda se localiza el Museo del calzado, y así en bastantes ciudades. Google tiene información, visítenla.

  Acabe su libro: Todos tenemos una historia por escribir. La suya no tiene por qué ser menos interesante. Al fin y al cabo, si no la publica, sólo la va a leer usted. Pero fíjese; Paulo Coelho es multimillonario tras escribir EL ALQUIMISTA, ¿Usted cree que lo va a hacer peor?

  Haga puzles o maquetas: Lo sé. No somos arquitectos, no tenemos arte dibujando ni edificando; pero en los rompecabezas, la foto viene ya hecha y con su muestra. Les juro que es una actividad relajante y gratificante.

  Busque el perfil de facebook de su primer amor y pídale amistad: No tiene nada que perder. El no lo lleva prescrito, pero si le acepta... ¡Va a darse cuenta usted de cómo disfrutó después de abandonarle! A veces duele, pero es más barato que los tranquimaziles y se va a sentir como un espía de la red.

  No deje de fumar ni de beber: Ya es tarde, el mal ya está hecho.

   Y más propuestas fantásticas y económicas. No visualice debates políticos en televisión, resuelva crucigramas, descárguese toda la música de Ramoncín desde una página pirata y pídale que le firme los cds; en definitiva, SEA MALO, pero sin caer en delincuencia.

   Y sobre todo, ¡¡¡SEA FELIZ!!!

1 comentarios:

Pilar dijo...

Muy buenos propósitos , sobre todo realistas.







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