10/5/23

André Butzer en el Thyssen

André Butzer - 1eisbitte

   Hasta el 10 de septiembre el alemán André Butzer (1973) estará en el museo Thyssen de Madrid con 22 de sus obras recientes, algunas de ellas son icónicas del artista.

   Se reafirma, además, el lugar destacado que ocupa el expresionismo alemán en el coleccionismo de la familia Thyssen, ya que fue este el movimiento que despertó el interés del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza por el arte del siglo XX hace sesenta años, lo que le llevó a adquirir para su colección numerosos lienzos de expresionistas como Emil Nolde, Ernst Ludwig Kirchner, Max Pechstein o Erich Heckel.

   Butzer comienza a pintar con 20 años, a mediados de la década de 1990, tras visitar una exposición sobre la colección Guggenheim en la Hamburger Kunsthalle, e inicia sus estudios oficiales primero en la Merz Akademie de Stuttgart y, a continuación, en la Hochschule für bildende Künste de Hamburgo. Pero los abandona pronto para fundar, junto a una veintena de creadores, una academia de arte independiente, la Akademie Isotrop, donde exponen y transmiten sus ideas.

   Pero el siglo XX se presenta ante él lleno de contradicciones: entre el consumo de masas y la destrucción masiva, el progreso y el colapso, la alegría y la tristeza, la esperanza y la desesperación... Además, desde el punto de vista alemán, el milagro económico de la posguerra estaba ligado inseparablemente a los horrores del nazismo. Situándose en medio de esos polos opuestos y partiendo de sus experiencias personales para convertirlas en una forma válida de expresión es como, en 1999, descubre el camino hacia su propio estilo.

   A través de la pintura, Butzer se proyecta hacia un futuro desconocido y crea una ficción en la que también recoge las tradiciones del pasado. Uno de los caminos que encuentra es el del expresionismo, a partir del cual inventa su “expresionismo de ciencia ficción” con el que busca “transformar el pasado en futuro, en términos ópticos”. El artista absorbe el perverso mundo industrializado y lo convierte en una experiencia íntima desde donde brotan colores, formas y figuras.

   Las obras más tempranas que se muestran son muy oscuras. En Ex-Menschen [Ex-Humanos] (1999) y H-Mensch [H-Humano] (2000) las figuras son sombrías y fantasmales, mientras que en Mörder [Asesino] (1999) introduce el color sobre un fondo pintado por primera vez íntegramente de gris. Con la llegada del nuevo milenio, las siluetas van tomando una forma más definida. Una de ellas es Wanderer [Caminante] (2001), un personaje recurrente en sus lienzos que simboliza la vergüenza de los alemanes por su pasado nazi, con una calavera de mirada inquietante y una mano llena de sangre, bajo un sol radiante cuyos rayos parecen atravesar la figura.

   Butzer crea lugares ficticios como Nasaheim, una colonia espacial que combina utopía y consumismo presente en muchas de sus obras, como en Sin título (Frau vor dem N-Haus Nr. 4) [Mujer frente a la casa de la N, nº 4] (2003) o en Nasa-Scharlach [Nasa-Escarlatina] (2002).

   Sin título (2008) y Tom und Jerry [Tom y Jerry] (2009) son un claro ejemplo de sus lienzos que muestran circuitos de bandas y cables abstractos sobre fondos monocromos, mientras que en 1 Eis, bitte! [¡1 helado, por favor!] (1999) o Aladin und die Wunderlampe los distintos elementos se superponen en diversos planos hasta la saturación.También se exponen obras en las que aparecen figuras infantiles, con manos desproporcionadas enfundadas en guantes blancos al estilo de Mickey Mouse y vestidos de colores que recuerdan al patchwork, y unos fondos creados a partir de campos de color, espacios planos y sin referencias, como en los dibujos animados.

   Una de ellas es Sin título (Fränzi), pintada por Butzer con ocasión de esta exposición y en la que la protagonista está representada como uno de esos personajes de cómic, con una gran cabeza sonriente, enormes ojos con mirada lateral y pelo corto y amarillo. Se trata de una versión muy personal del cuadro de Kirchner Fränzi ante una silla tallada (1910), de la colección Thyssen-Bornemisza, una obra que llamó mucho la atención del pintor en una visita al museo.

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