21/1/10

Avalon

   No sé si descubrí primero esa isla mágica de Avalón en la novela de Marion Zimmer Bradley “Las Nieblas de Avalón”, o fue en algún libro de Sira García Casado, pero lo que si me queda claro es que ese país de los muertos al que sólo algunos tienen acceso como la reina Morgana, tiene un encanto especial en la mitología celta.

   Siempre rodeado de niebla, un poco más allá de Irlanda, da paso al paraíso de las hadas en el mundo artúrico transformado en el rey Astado y cuyo símbolo es la manzana, el fruto prohibido de Adam y Eva en el mundo cristiano y que en el mundo celta es la fuente del conocimiento y la inmortalidad. Arturo mantuvo relaciones con Morgana, su hermanastra que engendró a Mordred, el único hijo de Arturo y este terminó su vida en esta isla mágica a la que sólo se podía acceder en una barca y siguiendo ciertos pasos que muy pocos conocían, por eso no se puede ubicar correctamente.

   Es el pueblo de los Tuatha dé Dannan, uno de los hijos de Mil del que os hablaré otro día. El poeta W.B. Yeats en sus poemas sobre Irlanda hablaba de esas islas como el lugar donde el paraíso era eterno y daba paso al otro mundo y en el 2001 han sido llevadas al cine en la película The Mist of Avalon. En el mundo de la música la Roxy Music las introdujo en su balada llamada también Avalon.

Avalon

Arte con arena

   Kseniya Simonova es una joven ucraniana que hace unos dibujos extraordinarios con arena. Yo había visto esculturas realizadas con este material pero no dibujos. El verdadero artista no se doblega ante el material sino que consigue que este se doblegue ante él. En ocasiones las palabras sobran y para muestra un botón... mirad el video y decidme si esta chica no es un genio.


17/1/10

La Santa Compaña

   Galicia siempre ha sido la tierra del fin del mundo y de los muertos. En sus mitos y leyendas todavía persisten restos de las antiguas creencias como sucede, con el santuario de San Andrés de Teixido, enclavado en uno de los parajes más hermosos de este rincón de la Península Ibérica o con el mito de la Santa Compaña, quizá el más conocido de todos ellos. Pero hay otros…

   Aquí el respeto a la muerte es algo evidente aunque las viejas costumbres se van perdiendo. Sí, la postmodernidad ha conseguido lo que los cristianos no consiguieron durante siglos, desde que San Martiño llegó a estas tierras para civilizar a los herejes que seguían la doctrina de Prisciliano y que seguían adorando a los espíritus de los bosques y de las aguas. Pero así es la vida, la evolución histórica y cultural de los pueblos… olvidar tradiciones importantes, importar otras ajenas que poco a poco van calando en el alma colectiva y resaltar otras cuyo sentido primigenio se ha perdido.

   De todas las leyendas gallegas sobre el Mais Alá, el de la Santa Compaña siempre ha sido una de mis predilectas. La Santa Compaña, conocida entre otros nombres como, Estadea o Estantiga es uno de los mitos más arraigados en el subconsciente colectivo de los gallegos y hunde sus raíces en antiguas creencias celtas y germanas.

   Una procesión de almas en pena vestidos con túnicas blancas que recorren los caminos y senderos durante la noche, guiados por un vivo (hombre o mujer) que porta una cruz y un caldero. A veces las ánimas son visibles pero, en otras ocasiones, sólo el ligero tufo a cera derretida (el perfume de las almas en pena) y una ligera y fría corriente de aire son sus señas de identidad.

   Para protegerse de esta extraña comitiva de ultratumba hay varios métodos como trazar un círculo de protección y situarse en el centro de éste (se aconseja dibujar una estrella de Salomón o una cruz); comer algo (¿veis? Una buena idea para un anuncio publicitario: “No olvide llevar una barrita de Chocotal, si no quiere un mal encuentro con la Santa Compaña” O algo así, que el marketing no es lo mío) , echarse en el suelo y dejar que la procesión pase por encima (lo veo poco práctico), rezar y hacer oídos sordos a la procesión (difícil pero dicen que funciona), correr (o lo que es lo mismo poner pies en polvorosa si el miedo no te ha paralizado) o para mí el mejor: pasar olímpicamente de la procesión de almas. ¿Una procesión de almas en pena? ¿Dónde? Yo no veo nada (para estos casos, sin duda una consola portátil es de gran utilidad).

   ¿Cuáles son los motivos que pueden llevar a la estantiga a presentarse ante nosotros?

   Primero, recuerda si tienes alguna deuda o si has agraviado a alguien… sí, lo sé, suena muy a lo Lope de Vega pero, resulta que las ánimas suelen ser bastante rencorosas.

   Anunciar la muerte de alguien, la de la persona que la ve o la de un conocido… siento ser brusca pero vete llamando al notario para hacer el testamento.

   ¡Ah! Y lo más importante, nunca cojas nada que te ofrezca la Santa Compaña… terminarías ocupando el lugar del vivo en la procesión y te irías consumiendo poco a poco, hasta parecer un pálido espectro necesitado de varias tazas llenas de caldo gallego.


7/1/10

Casandra

   Casandra es mi personaje predilecto de todos los que aparecen en la Ilíada, es un personaje, un mito, atemporal, lleno de profunda tristeza cuyo nombre evoca la amargura de la tragedia. Yo conozco dos libros basados en su mito: La Antorcha, de Marion Zimmer Bradley y Casandra de Christina Wolf; tal vez algún día me anime a escribir una reseña sobre ambos en Ratón de Biblioteca.

   Pero ahora lo que nos concierne es la Princesa Troyana.

   Casandra ea hija del rey Príamo y de su esposa Hécuba, por lo tanto, según Homero, era hermana de Paris y de Héctor (Parece ser que Príamo engendró cincuenta hijos). Era sacerdotisa del dios Apolo y éste le concedió el don de la profecía a cambio de que se entregara a él pero no cumplió su palabra y el dios la maldijo: sus predicciones serían verdaderas pero nadie creería en ellas.

   De ese modo nadie la creyó cuando predijo la Guerra de Troya y la caída de la ciudad a manos de los aqueos. Durante el saqueo de la ciudad se refugió en el templo de Atenea donde fue violada por Ayax hijo de Oileo y después fue entregada como esclava a Agamenón. Casandra, como siempre, vaticinó su final y el del legendario monarca: ambos acabarían sus dias asesinados por la esposa de su nuevo señor, Clitemnestra, pero como siempre, nadie creyó en sus auspicios...

Casandra, cerámica griega







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